El cristianismo es una fe comprobable. La fe cristiana apela a la historia y a los hechos de esta que pueden ser examinados mediante los medios normales de historicidad. Clark Pinnock dice que “los hechos que respaldan la afirmación cristiana no son una clase especial de hechos religiosos, sino que son hechos cognitivos e informativos”. Son los hechos históricos relativos a la vida, muerte y resurrección de Jesús de Nazaret los que determinan a la fe cristiana como una fe objetiva. Pero la historia no es la única forma de validar la fe cristiana:
“La fe y la razón son amigas y compañeras. Van juntas, se necesitan mutuamente y no pueden florecer ni tan siquiera sobrevivir por separado. Nuestra fe debería ser una fe razonable y nuestra razón una razón fiel, que reconozca la presencia inevitable y racionalmente necesaria de la confianza y el compromiso”. David Horner (Profesor de filosofía y Estudios Bíblicos, Universidad de Viola, CA)
La resurrección de Jesucristo
Los hechos históricos son importantes para el cristianismo. Lucas, el historiador cristiano del siglo I, demuestra la naturaleza histórica del cristianismo en su su Evangelio (Lc. 1:1-4) y en su secuela, el libro de Hechos (Hch. 1:3). Los hechos históricos referidos a la tumba vacía y a la multiplicidad de testigos afirmando las apariciones post-mortem de Jesús de Nazaret, son la clave para determinar la hipótesis de la resurrección como la hipótesis más plausible que logra
explicar, de la mejor manera, todos y cada uno de los hechos.
Las ciencias históricas
Dicho de otro modo, el cristianismo es una religión histórica ligada a la vida, las enseñanzas, la muerte y la resurrección de Jesucristo. Estas afirmaciones son comprobables en tanto que cualquiera puede examinar realmente su validez y determinar históricamente si son fiables.
Todas las religiones, menos el cristianismo, basan la garantía de su conocimiento religioso en la experiencia íntima. Sin embargo, el cristianismo está conectada directamente a un solo acontecimiento histórico. Esto es lo que lo diferencia, de modo comprobable, de las grandes tradiciones religiosas del mundo entero.
Fe y razón
La evidencia que presenta el cristianismo, a favor de la resurrección de Jesucristo es poderosa y convincente. Si la resurrección se acepta como la hipótesis más plausible, esto quiere decir que realmente Jesús era, y es, quién dijo ser: Dios mismo hecho carne: la suprema revelación del Dios todopoderoso, creador de todo lo que existe.
Ahora bien, los individuos de mente más racional se han sentido siempre fascinados por esta cuestión: «¿Cómo es que existe algo y no justamente lo contrario?», cuestión que se ha hecho más interesante todavía con la teoría del Big Bang. Creer que ocurrió por casualidad es una cuestión de fe; aunque esa creencia sea muy difícil de sostener de manera lógica y razonable.
El estallido misterioso
Existe evidencia suficiente como para asegurar que el universo se está expandiendo en forma explosiva y hacia el exterior, a partir de un único punto. Todo cuanto conocemos en este mundo es «contingente», es decir, obedece a una causa externa. En lógica consecuencia, el universo ha de depender asimismo de una causa externa para su existencia. Algo tuvo que hacer posible el Big Bang. Pero ¿qué en concreto y de forma particular? Evidentemente, fue algo externo a la propia naturaleza, esto es, un ser sobrenatural no contingente, existente por sí y en sí. La razón, y la lógica, requieren la existencia de un ser inteligente como el primer motor, la causa del estallido. Es ilógico, y poco razonable, creer que el universo se haya creado así mismo.
Las evidencias de la fe
El saber popular afirma que las personas religiosas viven con una fe ciega, mientras que las personas seculares y que no creen en Dios fundamentan su postura en la evidencia y la razón. No obstante, así como la secularidad contemporánea está basada en todo un conjunto de creencias que incluye una cantidad de premisas bastante cuestionables sobre la naturaleza de la prueba y la misma racionalidad; el creyente cristiano hace uso de la razón y la fe para llegar a sus convicciones.
“¿No parece claro que existe un Ser inteligente?”. Isaac Newton
Los saltos irracionales de fe, el prejuicio y el tradicionalismo incuestionable están mal. Las tesis y las proposiciones deberían demostrarse racionalmente tanto para la coherencia interna como para el ajuste con lo que conocemos sobre la realidad. Debemos tener la mayor cantidad posible de buenas razones, para poder sostener lo que creemos.
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Fuentes:
1. Josh y Sean McDowell, Evidencia que demanda un veredicto, Editorial Mundo Hispano, 2018, pp. xliv - xlv. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
2. Timothy Keller, ¿Es razonable creer en Dios?, B&H Publishing Group, 2017, pp. 131-133. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
3. Timothy Keller, Una fe lógica, B&H Publishing Group, 2017, pp. 131-133. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
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