A lo largo de la historia, ha habido cristianos que han impactado el sector político de manera positiva. Estas personas han usado los principios de la Palabra de Dios para inspirar y transformar sus comunidades, países, continentes y el mundo. En diferentes épocas, enorme cantidad de cristianos han defendido la libertad religiosa, la igualdad ante la ley, los derechos civiles, la vida, dignidad y valor de los seres humanos basándose simplemente en los principios que Dios ha revelado en las Escrituras. Asimismo, en momentos cruciales de la historia, el cristianismo ha demostrado ser una fuente de fortaleza y una importante antorcha para iluminar y desafiar sistemas injustos y opresivos. La influencia positiva de los cristianos en la política nos muestra cómo la Palabra de Dios puede ser un motor para el cambio y la construcción de un mundo más libre y justo.
“De vez en cuando está bien apoyar medidas legítimas diseñadas para corregir un flagrante mal social o político…. Es aceptable una cierta cantidad de preocupación sana y equilibrada sobre las tendencias actuales en el gobierno y la comunidad, siempre que nos demos cuenta de que ese interés no es vital para nuestra vida espiritual, nuestro testimonio justo o el avance del reino de Cristo. Sobre todo, la participación política del creyente nunca debe desplazar la prioridad de predicar y enseñar el evangelio porque la moralidad y la justicia que Dios busca es el resultado de la salvación y la santificación”. John MacArthur
Antigüedad
La propagación del cristianismo y la influencia cristiana en el gobierno fueron los principales responsables de prohibir en el Imperio Romano el in.fa.ntic1dio, el abandono de niños y el ab0.rto (en el año 374 d. C.); las brutales batallas a muerte en las que morían miles de gladiadores (en 404); el cruel castigo de marcar los rostros de los criminales (en 315); instituir reformas penitenciarias como la segregación de reclusos y reclusas (en 361); detener la práctica del sacrificio humano entre los irlandeses y germanos, así como entre otras naciones; proscribir la ped-0fi1li.a; sesenta y cinco concesión de derechos de propiedad y otras protecciones a las mujeres; la prohibición de la poligamia (que todavía se practica en algunas naciones musulmanas en la actualidad); entre otros.
Medioevo
Durante la Edad Media, los cristianos laicos y del clero influyeron en la política en la formulación de la Carta Magna en Inglaterra (1215), uno de los documentos legales más importantes de la antigüedad, que fue vital para el desarrollo posterior de la democracia liberal moderna, la lucha y conquista de las libertades políticas y civiles, y los derechos humanos de Inglaterra y de Europa. Asimismo; durante la Reforma, Juan Calvino y otros reformadores, en el centro y norte de Europa, persuadieron muy fuertemente a los funcionarios de los gobiernos para que inicien un sistema de escuelas públicas, gratuitas y obligatorias, para alfabetizar a la población mediante la utilización de la Biblia.
Modernidad
También hubo una fuerte influencia de las ideas cristianas en Estados Unidos en la formulación de la Declaración de Independencia (1776) y la Constitución (1787). Estos documentos, junto con la Carta Magna inglesa, son tres de los documentos más importantes en la historia de los gobiernos en la tierra, y los tres muestran las marcas de una influencia cristiana significativa en las ideas fundamentales de cómo deberían funcionar los gobiernos. Por otra parte; en la India británica, debido al enorme trabajo misionero, los cristianos lograron prohibir la ceremonia hinduista que consistía en quemar vivas a las viudas (en 1829). Por otro lado; durante la China pre comunista, contribuyeron también a la proscripción de la práctica dolorosa y paralizante de vendar los pies de las mujeres jóvenes (en 1912). Tales contribuciones en el valor y la dignidad de los seres humanos, surgieron como resultado de la visión cristiana de no solo hacer evangelismo sino también, política.
Actualidad
En Inglaterra, William Wilberforce, un cristiano devoto, dirigió el exitoso esfuerzo por abolir la trata de esclavos y luego la esclavitud misma en todo el Imperio Británico para 1840. En los Estados Unidos, aunque había defensores vocales de la esclavitud entre los cristianos en el sur, fueron ampliamente superados en número por los muchos cristianos que eran ardientes abolicionistas, que hablaban, escribían y luchaban constantemente por la abolición de la esclavitud en los Estados Unidos. De hecho, dos tercios de los abolicionistas estadounidenses a mediados de la década de 1830 eran clérigos cristianos, lo que da numerosos ejemplos del fuerte compromiso cristiano de varios de los cruzados antiesclavistas más influyentes, incluidos Elijah Lovejoy, Lyman Beecher, Edward Beecher, Charles Finney, Charles T. Torrey, Theodore Weld, William Lloyd Garrison, y otros demasiado numerosos para mencionarlos. Asimismo, el movimiento estadounidense de derechos civiles que resultó en la ilegalización de la segregación racial y la discriminación fue dirigido por Martin Luther King Jr., apoyado por muchas iglesias y grupos cristianos.
El llamado
Dios llamó a la iglesia y a miles de cristianos dentro de la iglesia a trabajar para lograr mejoras trascendentales en la sociedad humana en todo el mundo. Los cristianos que provocaron estos cambios lo hicieron simplemente por obediencia a Dios. Los cambios enumerados anteriormente apuntan hacia el Dios que declara: “Que corra el derecho como las aguas, y la justicia como un arroyo constante” (Amós 5:24). Ciertamente al Dios de la Biblia le importa cómo las personas se tratan unas a otras aquí en la tierra, y estos cambios de gobierno enumerados anteriormente tienen un valor eterno a los ojos de Dios. Si la iglesia cristiana a lo largo de la historia hubiera adoptado el punto de vista de “hacer evangelismo, no política”, nunca habría provocado estos cambios inconmensurablemente valiosos entre las naciones del mundo. Pero estos cambios sucedieron, porque los cristianos se dieron cuenta de que si podían influir en las leyes y los gobiernos para bien, estarían obedeciendo el mandato de su Señor.
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Fuente:
Wayne Grudem, Politics according to the Bible, Zondervan, 2010, pp. 44-52. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
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