¿No basta con ser bueno? El saber popular enseña que para ir al cielo, basta con ser una “buena persona”. Hacer el menor daño posible al prójimo, cumplir los diez mandamientos, tener valores, o practicar alguna clase de religión o filosofía que conlleve a ayudar a los demás.
Muchos creen que si se esfuerzan por hacer el bien en esta vida, Dios les concederá la entrada al paraíso cuando se mueran. Sin embargo, el Cristianismo bíblico es la única religión que plantea algo diferente. La Biblia dice claramente que nuestra entrada al Cielo no depende de buenas obras, sacrificios, ritos, o algo que podamos hacer por nuestra propia cuenta.
“Ningún hombre conoce lo malo que es hasta que no ha tratado de esforzarse por ser bueno. Sólo podrás conocer la fuerza de un viento tratando de caminar contra él, no dejándote llevar”. C. S. Lewis (Escritor y apologista británico; autor de Las Crónicas de Narnia)
¿Muchos caminos?
El Budismo, que afirma que no hay Dios, cree que la salvación se obtiene mediante la iluminación. El Hinduismo, mediante la reencarnación. El Islam mediante los cinco pilares. El judaísmo mediante la Ley. Sin embargo, el cristianismo no requiere obras: la salvación es un regalo de Dios.
Se suele creer que el Cristianismo es intolerante y exclusivista al asumir que solo puede existir una sola religión correcta. Sin embargo, todas las anteriores también afirman su exclusividad. La pregunta es: ¿cuál de todas es la correcta? Por lógica, todas no pueden ser verdad al mismo tiempo. O todas están equivocadas o solo una tiene la razón.
¿El ser humano es “bueno”?
La naturaleza humana es lo que nos hace claramente humanos. Nuestra naturaleza es distinta de la de los animales y del resto de la creación dado que podemos pensar y razonar. Nuestra razón nos permite descubrir y comprender que el universo se rige por leyes y normas que hacen que este conserve su orden y propósito. Sin dichas leyes, el cosmos entero colapsaría.
De la misma manera, dentro de las leyes naturales se encuentran las leyes morales. Dichas leyes son completamente cognoscibles por toda la raza humana. Es lo que habitualmente llamamos “conciencia”, que nos hace distinguir lo bueno de lo malo, lo correcto de lo incorrecto. Todos los pueblos, tribus y naciones de la historia han demostrado compartir en mayor o menor medida la misma distinción entre lo que se debe y no se debe hacer.
La depravación humana
La Biblia presenta al hombre, no solo como un ser pecador que se rebela constantemente contra las leyes de Dios, sino también como alguien que no puede -ni quiere- cambiar la condición en la que se encuentra. Pablo dice en Romanos 3:10-12 que en el mundo entero no existe ni un solo hombre que sea justo, bueno y perfecto, ni uno solo que entienda o que busque a Dios. Desde la caída en el Edén, el hombre se encuentra en rebelión contra Dios.
Muchas personas buscan cosas que tendemos a asociar con Dios como la paz interior, la felicidad o la religión. Pero ningún ser humano busca al Dios de la Biblia por su propia inclinación natural, dado que hemos venido al mundo espiritualmente muertos. El hombre quiere ser su propio Dios y crear sus propias leyes morales. Por lo tanto, es imposible para ese hombre humillarse y someterse al Dios vivo y verdadero. El hombre está totalmente depravado en el sentido de que todas sus facultades han sido profundamente afectadas por el pecado: su intelecto, su voluntad, sus emociones. Esos son los cargos que se presentan, delante del Juez Supremo, contra la raza humana. ¿El veredicto? Los seres humanos son hallados culpables.
Un único camino
¿Por qué Dios debería permitirnos estar en su santa presencia en el cielo? El estado caído humano es lo que da poder al Evangelio. El Cristianismo enseña que somos salvos, perdonados del pecado y justificados por Dios, no por nuestro propio mérito o por nuestra justicia, sino solamente por la GRACIA de Dios. Es un regalo inmerecido. La gracia es recibir lo contrario de lo que merecemos. Por eso vino Cristo al mundo. A pesar de ser completamente Dios, se humilló y asumió forma humana (Fil. 2:5-7) para sufrir la condenación que la raza humana merece. Es verdad que muchas personas llevan vidas aparentemente buenas, pero para Jesús el mal es un asunto del corazón y según Él ninguno es bueno. Cualquiera que reflexione con honestidad sobre su vida y examine su corazón con sinceridad sabe que esto es cierto. Nuestra única esperanza se encuentra en la salvación ofrecida por medio de Cristo. El único camino al Padre.
“Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad”. Efesios 2:4-7
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Fuentes:
1. Josh y Sean McDowell, Evidencia que demanda un veredicto, Editorial Mundo Hispano, 2018, pp. I-IVIII. CONSIGUE EL LIBRO AQUÍ
2. Sugel Michelén, artículo ¿Qué significa la “depravación total”?, Coalición por el Evangelio, 28 mayo, 2018.
3. GotQuestions.org, ¿Cuál es la naturaleza humana? ¿Qué dice la Biblia acerca de la naturaleza humana?
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